Con la misma moneda

A Lanús le costó mucho, pero ganó al final en Venezuela en su debut copero. ¿El gol? ¡Sí, de pelota parada! Después de tantas pálidas por esa vía, esta vez el equipo de Zubeldía pudo sumar de a tres con un cabezazo del correntino José Manuel López. Aragua jugó todo el segundo tiempo con uno menos por la expulsión del panameño Stephens. El Grana ligó sobre el cierre, luego de intentar sin demasiados recursos. Alivio y envión anímico pensando en lo que se viene.

El cabezazo del correntino López es alivio. Inmenso, sin exagerar. Es saber que este plantel venía herido, lastimado. Y necesitaba una alegría como ésta. Que no ganar, con uno más todo el segundo tiempo, era perder. Era seguir cayendo hacia un vacío sin final. Era alimentar a las hienas y acumular malos resultados que ya ponía incómodo a más de uno.

Por eso, el gol fue explosión. De todo el banco de suplentes, de ese abrazo que quedará enmarcado para siempre entre Sand y Zubeldía, solos, mientras todos corrían para amontonarse en el córner. Las rachas están para cortarse, y si primero había que saber sufrir, con fallo en contra del clásico y todo, bienvenido sea para Lanús. Porque necesitaba de un mimo como éste. Arrancó una seguidilla de partidos bravos, y más allá que no se jugó bien, había que traer los tres puntos de Venezuela para no perderle pisada a Gremio, que ganó en su debut y ahora será el rival de turno en una semana.

Pero hablemos del juego. El partido fue de un nivel bajo, en todo sentido. Más allá de algún chispazo de Lanús en los primeros 20 de la etapa inicial, con alguna arremetida de Bernabei, con el correr de los minutos todo se fue apagando. El Grana, como en otras ocasiones, fue de mayor a menor. Cayó en los errores clásicos, en no tener explosión ni sorpresa, y en depender de alguna individualidad ofensiva. Cosa que no pasó.


Aragua, por su parte, salvo en una jugada preparada que fue interesante, jamás inquietó. Flojísimo, netamente limitado, por donde se lo mire, lo cual empeoraba la actuación del equipo de Zubeldía, que ¿sorpresivamente? seguía sin encontrar respuestas.

En el complemento, de entrada, iba a suceder algo que pintaba una leve sonrisa en el rostro de Zubeldía y compañía. El panameño Alfredo Stephens vio la tarjeta roja por una tremenda patada sobre el rostro de José Luis Gómez. Sí, Lanús jugaría toda la segunda etapa con un futbolista más. Una ventaja que, con el correr de los minutos, se transformaría en un arma de doble filo.


Si bien el Grana tomó control absoluto del juego y de las acciones, los caminos se fueron cerrando y las ideas, desapareciendo. El DT del Grana metió un sinfín de modificaciones, pero todo terminaría en centro y esperar el milagro. Ni Sand, ni Burdisso, siempre por la vía aérea, pudieron destrabar el cero en cuestión. Pero la tercera, sí, sería la definitiva. Otro centro llovido y pasado de Orozco, desembocó en un gran salto del recién ingresado: José Manuel López. El juvenil tomó carrera, se impulsó con fuerza y de cabeza la mandó a guardar. ¡A los 44! Y de pelota parada, siempre sufrida en campo propio. Fue triunfo, pero con muchos asteriscos. Se viene Vélez, luego Gremio. Habrá que cambiar Luis, seguir probando. Que el árbol no tape el bosque.

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